Ahora que empezaba a querer cada minuto de la soledad, a saborear el café como siempre pensé que hacían los mayores, a sentirme capacitado para distinguir cada flor por su olor.
Cuando aprendes a ponerte al Sol porque sabes que es lo que te calienta la piel, escuchas cada canción en el momento adecuado y buscas esas cosas que te diferencien siempre de los demás, con miedo a caer en la masa. Sigues sacando fotos en tu cabeza, sin cámara, porque “eso casi nunca se lleva en el momento importante”, defines los marcos y disfrutas los paseos mientras estes se consumen y el Sol se va, y te deleitas cuando se funden los colores: azules, naranjas y amarillos se juntan con los matices del mar y la arena. Esos paseos, un pie tras otro sobre la madera tratada, la sensación de que ya no eres un crío pero sigues sin saber nada en concreto, todo se mezcla, la marea sube y baja, siguiendo su curso. Recuerdo cuando era pequeño y te preguntaba “¿para que sirven los paseos?” siempre me contestabas que era para pensar, y yo no lo entendía, “que aburrido” te decía.
Ahora todo sigue igual, ya he pasado la etapa en la que pensaba que podía distinguir el bien y el mal con claridad y ahora todo se vuelve a mezclar, nunca soy mayor, y nunca podré volver a ser pequeño del todo. Ahora ya no grabo en super8, hace tiempo que no veo a Cleopatra Jones, Pero sigo paseando.
Suena: Elphomega- Dolorama